Hablad,
vosotras dos, las que más peleáis en el interior de mi pellejo,
vosotras que malvivís dentro de mí.
Hablemos
de la destrucción y del maltrato, de lo bien que nos lo montamos
para quemarnos el hígado y toda esperanza. Contadme de ese título
de campeonas de mundo en estómagos revueltos, noches mal dormidas y
manos temblorosas.
Yo
quiero hablaros de la travesía en el desierto, de lo que se me ha
muerto dentro y de lo que quiero matar cada día.
Hablemos
de la mierda chicas; del odio y la insatisfacción que se hace bola
en la boca al masticarla día tras día.
Tú....
habla de los tesoros mal vendidos que arrastran por el fango nuestra
historia.
Pensad
en esa luz pequeñita que cada día muere un poco, pensad en cómo
nos asusta que se apague sin que nos demos cuenta, porque no tenéis
ni idea de cómo ni cuándo empezó a brillar, ni cuánto aguantará
dejándola fuera, temblorosa, en medio de la ventisca.
Mientras
hablamos, mientras habláis, mantendré esta cruz sobre los hombros,
intentando alejar los pies del suelo porque sé que nosotras, bando
de gorriones, también estamos en peligro de extinción.